En diciembre de 2013, cuando la Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana- Decreto 1/2011, de 13 de Enero, del Consell ,hacía unos meses que había sido publicada y aún era escasamente conocida (a pesar de que AUG-ARQUITECTOS, SLP llevaba varios años antes informando a varios municipios sobre la importancia de esta estrategia), la Diputación de Castellón le encargó a esta empresa un dictamen sobre la incidencia de este instrumento territorial en la provincia, teniendo en cuenta que según se establece en el Preámbulo del Decreto 1/2011 (…):
“integra las políticas sectoriales con proyección territorial, tiene en cuenta las amenazas y oportunidades del contexto exterior, fomenta las acciones impulsoras de cambios en el territorio, establece directrices de planificación y gestión para el suelo no urbanizable, y define los ámbitos adecuados para la planificación de ámbito sub-regional. Todo ello, en un escenario económico y social complejo en el que se están produciendo cambios trascendentales que van a tener grandes repercusiones en la estructura y posición estratégica de los territorios en el entorno global.
En el dictamen elaborado por AUG-ARQUITECTOS, SLP se apunta que, desde la óptica territorial en la que opera la ETCV, es una medida prioritaria la adecuación de los planeamientos urbanísticos municipales a las directrices de la ETCV, orientando la gestión territorial hacia la preservación y puesta en valor de los espacios naturales y el paisaje, la renovación y recualificación de los destinos turísticos y la protección del patrimonio cultural como auténticos “hilos conductores” de este nuevo orden territorial. Debe aprovecharse la actual coyuntura económica (año 2013) para reformular el modelo territorial, apostando por el desarrollo de instrumentos de ordenación territorial y urbanística de naturaleza supramunicipal desde la escala local, implementando mecanismos de gobernanza transversal y participación pública, limitando en este nuevo contexto el papel de las corporaciones locales al control de la ejecución del planeamiento.
Pero también hay que reivindicar la implantación de criterios de racionalidad y de ponderación en las tramitaciones urbanísticas y en la formulación de instrumentos de protección, de modo que no se sobrecargue a los pequeños municipios con la tramitación de costosos e interminables instrumentos de dudosa eficacia. Es momento de exhibir como gesto supremo de sostenibilidad, el mantenimiento de la población en muchos pequeños municipios y de asumir que no puede cargarse sobre éstos la responsabilidad de salvaguardar el medio natural con un celo que quizá ha estado ausente en otras actuaciones. En los últimos años esta sensación ha provocado un distanciamiento creciente entre las políticas de la administración autonómica y las inquietudes locales de muchos ayuntamientos, agobiados por el incesante éxodo y envejecimiento de población. Solo mediante la superación de este divorcio podrá hablarse de verdadera participación de todos los agentes sociales implicados en la ordenación territorial.
El camino iniciado no tiene retorno ni entiende de colores políticos. Requiere compromiso de todas las fuerzas políticas y continuidad en el tiempo. Si bien es cierto que la ETCV se ha establecido en la Comunidad Valenciana cuando en otros territorios hace años que diseñaron sus respectivos “modelos territoriales”, esta circunstancia nos va a permitir aprender de los errores de terceros. Estamos iniciando el camino en un momento crítico, de cambios e interrogantes. Pero no podemos eludir nuestras responsabilidades ni mantenernos al margen del diseño de nuestro futuro. La ETCV nos ofrece las herramientas; en nuestras manos está el saber utilizarlas.
Promotor: Diputación de Castellón