El arquitecto Víctor García Gil ha presentado una ponencia en el marco del “II Curso nivel básico de iniciación al urbanismo” que, organizado por la Agrupación de Arquitectos Urbanistas de la Comunidad Valenciana, se desarrollará entre 7 y el 30 de noviembre en distintas localidades de la Comunidad. Este curso persigue acercar el ejercicio del urbanismo a distintos profesionales relacionados con el mismo, ya sea por razón de sus ejercicio como profesionales independientes, por cuenta ajena o al servicio de la Administración. El programa, muy completo, ofrece una visión general de todos los aspectos que concurren en la ordenación territorial, el urbanismo, la gestión y la disciplina urbanística. Al curso se ha apuntado un nutrido grupo de personas, muchas de ellas jóvenes, como respuesta al interés que el tema puede llegar a suscitar. Ver reel en facebook.
La ponencia impartida por el responsable de urbanismo de AUG-ARQUITECTOS, SLP tuvo dos partes claramente diferenciadas: en la primera se abordaron conceptos básicos del urbanismo y de la gestión urbanística, como son las áreas de reparto, sectores, unidades de ejecución, aprovechamiento tipo y áreas urbanas homogéneas. Todos estos conceptos tienen una larga trayectoria en el urbanismo español, desde la reforma de la Ley del Suelo de 1975 y han venido siendo consagrados por las sucesivas reformas y traspuestos a las legislaciones urbanísticas de carácter autonómico, sin excesivos cambios. Siendo conceptos que es preciso conocer, no es menos cierto que esconden una interpretación de la función del urbanista que, en palabras Víctor García Gil, “le atribuyen capacidades proféticas que, desde luego, no tienen”. En esta primera parte de su intervención el arquitecto reivindicó el interés de las “áreas urbanas homogéneas “ (o “espacio urbano homogéneo, para el legislador estatal), herramienta tradicionalmente olvidada en todos los planeamientos y que resulta de gran utilidad para determinar el aprovechamiento promedio que corresponde a los suelos dotacionales integrados en ella a los que la ordenación urbanística no les hubiera asignado aprovechamiento lucrativo.
La segunda parte de la ponencia versó sobre las afecciones sectoriales, un campo “oceánico” en la medida en que se refiere a la enorme cantidad de normas sectoriales que afectan al urbanismo, de un modo u otro. El conocimiento de estas afecciones sectoriales y de las normas en las que se apoyan es, según el ponente, imprescindible para los profesionales que se dedican al urbanismo como redactores de planes o de instrumentos mucho más sencillos, así como para quienes ejercen su función como técnicos municipales o incluso, al servicio de la Administración, emitiendo informes sectoriales. Sobrevivir a una tramitación urbanística e impulsarla como autor de un plan o proyecto es tarea imposible si no se tiene una visión clara del contenido de las normativas sectoriales que lo condicionan. Normativas que, de un modo cada vez más agobiante, condicionan cualquier actividad urbanística y contribuyen decisivamente a convertirnos en una sociedad cada vez más regulada e ineficiente.