ARTÍCULO DE VÍCTOR GARCÍA GIL: “¿QUIÉN PROTEGE EL PATRIMONIO?”


La avalancha de macro proyectos de instalaciones solares fotovoltaicas, en algunos casos con una superficie afectada próxima a las 200 hectáreas, ha puesto sobre aviso a los defensores del paisaje, ante la evidencia de que tan abundante proliferación de grandes inversiones esconde un fenómeno de especulación, trasladado al sector de las energía renovables. Apoyándose en la buena imagen que tiene este tipo de energías y el importante apoyo mediático y político, algunos grupos inversores han trasladado su espacio de negocio a este campo, lo que puede provocar consecuencias devastadoras desde el punto de vista paisajístico y social. Estas macro instalaciones generan un fuerte impacto y tienen una nula incidencia sobre la creación de puestos de trabajo en el mundo rural, pero representan una fuente de ingresos ante la que es muy difícil resistirse, cuando la economía en el campo español está tan depauperada.

En algunos de los pueblos más hermosos de España, con declaración expresa de Bien de Interés Cultural en algunos casos o sin ella, se están empezando a solicitar licencias para la disposición de placas fotovoltaicas en las cubiertas de las edificaciones, generando una inquietud añadida entre los defensores del patrimonio, quienes se ven en una difícil situación a la hora de informar este tipo de iniciativas.

Conciliar una disposición prudente y ajustada de las instalaciones de generación de energía renovable, a la que nadie se opone si está bien integrada, con la salvaguarda de los valores paisajísticos y patrimoniales de nuestro territorio, es el objeto de un artículo de Víctor García Gil (AU-ARQUITECTOS, SLP) publicado en el periódico El Mundo-Castellón el 14 de junio de 2021.